lunes, 28 de diciembre de 2020

El socorrista

By Bignueces

Marlon estaba sentado en la silla de socorrista en frente de la piscina. Era una tarde muy calurosa y unas pocas gotas de sudor recorrían sus poderosos pectorales y sus marcados abdominales. Observó su cuerpo bronceado por el sol del verano. Él sabía que todas las chicas lo admiraban y los chicos lo envidiaban. Con este trabajo en la piscina municipal de la pequeña comunidad donde vivía, podía sacarse algo de dinero para sus caprichos, pero lo que lo más le gustaba era presumir de su cuerpo  delante de todos aquellos adolescentes, muchos de ellos compañeros suyos de clase. 

Se colocó su pelo rubio, perfectamente cortado, mientras daba un paseo por el borde de la piscina comprobando sus dominios y observando a través de sus gafas de sol a todas las chicas en bikini. Algunas ya se las había follado ese mismo verano y otras estaban deseando hacerlo. El verano era muy largo y había tiempo para el resto.

Marlon llevaba unas bermudas de color rojo ceñidas, que no dejaban nada a la imaginación sobre su masculinidad de proporciones considerables. Según iba andando por el borde de la piscina, notaba como empezaba a crecer su pene, que descansaba sobre sus testículos comprimidos por la tela del bañador, tan comprimidos que parecían dos esferas perfectas, en lugar de conservar su habitual forma ovalada. Puso su mano entre las piernas dándose un discreto apretón y sonriendo al notar el tamaño de aquellas bolas gordas.  Cuando termino de dar el paseo volvió a sentarse en su silla de socorrista y espero a que terminase la tarde. 

Llegó la hora de cerrar la piscina, el sol ya estaba muy bajo. Sin embargo todavía quedaban tres chicos dentro del agua que Marlon llevaba tiempo observándolos. Eran un par de años más jóvenes que él, muy delgados, parecían unos críos con caras llenas de granos. No quedaba nadie más en las instalaciones. Siguió pasando el tiempo y finalmente se acercó a ellos desde el borde de la piscina.

"¡Tenéis que salir del agua, la piscina ya está cerrada!" les gritó.

Uno de los tres chicos salió del agua, pero los otros dos se acercaron nadando hasta donde se encontraba Marlon.

"Todavía no nos iremos, nos vamos a quedar el tiempo que queramos" respondió uno de ellos.

Marlon no podía creerse lo que le había dicho ese mocoso "os doy 5 minutos para salir"

"O sino, ¿Qué vas a hacer?" empezaron a mofarse de él.

Los 2 chicos se quedaron dentro del agua burlándose, mientras el tercer chico que se estaba secando con su toalla se acercó sigilosamente por detrás de Marlon. Con un fuerte empujón lo tiró al agua. Con la confusión y la sorpresa, Marlon no pudo reaccionar cuando los dos chicos que estaban dentro de la piscina se sumergieron y sin muchas dificultades le quitaron su bañador rojo. Entonces los 2 adolescentes salieron de la piscina rápidamente, pasándose de uno a otro las bermudas del socorrista. 

Mientras los tres adolescentes empezaban a burlarse de nuevo de él desde fuera de la piscina, Marlon salió del agua por la escalera lentamente, completamente desnudo. No se molestó en cubrirse la parte de la que estaba más orgulloso de su anatomía, no le daba vergüenza estar desnudo delante de aquellos tres chicos más pequeños. Cuando salió completamente del agua, pudieron ver sus nalgas redondeadas y musculosas de un color mucho más blanco que el resto de su cuerpo bronceado, su pene y sus bamboleantes testículos que habían perdido el soporte del bañador que los mantenía atrapados, ahora colgaban pesados en el fondo del saco. 

"Os iréis por las buenas o por las malas" Marlon ya había perdido la paciencia.

Cuando vio que no se movían se acercó a uno de ellos y empezó a empujarle. Se acercó el segundo chico a ayudar a su amigo. Entonces Marlon no lo dudo y le lanzó un poderoso puñetazo a la cara. El adolescente empezó a sangrar por la nariz. Marlon sonrió para sus adentros pensando que ellos no eran rivales para alguien con su poderosa musculatura. En menos de 2 minutos los habría echado. Pero antes de que pudiera preguntarse dónde se encontraba el tercer chico, escucho una fuerte bofetada que provenía de entre sus piernas.

PLOOOFFF

Cuando miró hacia abajo vio con sorpresa como había un pie procedente de detrás dónde deberían estar sus bolas. La fuerte patada que le había propinado el último adolescente que se había acercado con sigilo por su retaguardia. Había aplastado a la mitad de su tamaño original sus enormes fábricas de esperma, atrapadas entre el pie y el hueso pélvico de Marlon. Paralizado por el dolor, antes de que le diera tiempo a cubrirse, el chico de detrás rápidamente lanzó una segunda patada qué impacto de nuevo en su blanco. Marlon notó otra vez sus gónada peligrosamente comprimidas y como le ardían empezaban a doler. Habían sido patadas muy fuertes, pero consiguió cubrirse con sus manos. Incluso empezó a notar unas náuseas que le subían al estómago procedentes de su masculinidad dañada. Uno de los adolescentes que tenía enfrente empezó a reírse al verle la cara de dolor.

"Qué pasa, ¿No eres capaz de aguantar tan solo 2 patadas? ¿de qué están hechos esos huevos, de cristal?"

Marlon estaba furioso y lanzó un puñetazo al chico para que se callase. Pero esta vez no le pilló desprevenido y pudo esquivar el golpe del furioso semental. Marlon se giró e intentó lanzar otro puñetazo al adolescente que tenía detrás, pero estaba desorientado y dolorido y también falló su objetivo, dejando de nuevo desprotegidas sus pelotas. Uno de los chicos no perdió la oportunidad y ágilmente se agachó y situándose entre las piernas de Marlon lanzó una rápida sucesión de puñetazos a las pobres gónadas como si se tratase de un saco de boxeo.

THUUUD

THUUUD

THUUUD

"¡Arrrgghhh!" Marlon no era capaz de reaccionar mientras golpeaba más y más sus doloridos testículos. La velocidad de su atacante y el intenso dolor lo habían paralizado.

THUUUD

THUUUD

.....

Después de más de una docena de golpes, Marlon cayó de rodillas cubriéndose sus atributos que habían adquirido un color rojo intenso. Mientras jadeaba de dolor, dos de los adolescentes se situaron por detrás y apartaron las manos de Marlon sujetándolas con firmeza y dejando su masculinidad de nuevo desprotegida. El tercer adolescente se situó frente al semental, observándolo de rodillas abierto de piernas con sus impresionantes gónadas colgando muy inflamadas. Este chico era el que tenía las piernas más musculosas de los 3, jugaba al futbol casi a diario y había desarrollado unos cuádriceps fuertes y exageradamente voluminosos en comparación con el resto de su cuerpo. Los 3 sabían que era el mejores y más fuertes patadas podía dar.

Marlon no podía dejar de jadear por sus maltratados órganos, pero sus quejidos fueron bruscamente interrumpidos por una devastadora patada que impactó de lleno contra las 2 bolas, aplastándolas implacablemente con el duro hueso del empeine machacando los tejidos delicados del interior del saco de Marlon contra su propio hueso pélvico.

Inmediatamente se produjo el segundo impacto que golpeó principalmente en el pobre testículo izquierdo de Marlon. Demasiada fuerza y presión para una sola gónada, entonces notó como algo se desgarraba en su interior.

La tercera patada fue la más fuerte hasta el momento y casi levantó del suelo al semental. El impacto lo sufrieron ambas bolas retorciéndose y de formándose en unas décimas de segundo entre las superficies duras del pie y de su pelvis. Los tejidos intentaban deformarse para absorber un impacto demasiado fuerte para ellos, desgarrándose algunos en el proceso, rompiéndose muchos vasos capilares, incluso escuchando un tenue chasquido del cartílago protector de su masculinidad.

Marlon ya no podía gritar, no tenía fuerzas. Varias lágrimas recorrían su rostro. Sonriente uno de los chicos que tenía detrás se acercó a su oído.

"Creo que tus huevos están empezando a romperse. ¿Lo has oído? seguro que también lo has notado. Te estamos dejando estéril poco a poco." El adolescente sonreía malévolamente. "Un par de patadas más y no volverás a producir ni una sola gota de leche"

Sin mediar palabra le llevaron en volandas hacia una de las duchas exteriores de la piscina. Mientras uno le seguía sujetando los brazos y mantenía el cuerpo de Marlon elevado por detrás, los otros 2 chicos le agarraron cada uno por un tobillo y situando una pierna a cada lado de la de la ducha tiraron con todas sus fuerzas.

BAAAM  CRACK

Marlon miró con los ojos desorbitados como aquellos descomunales huevos que tenía entre sus piernas impactaban contra la barra metálica que formaba la ducha. De nuevo un fuerte dolor estalló en el interior de sus delicados orbes que se aplastaron entre metal y hueso pélvico. La inflamada pelota derecha no pudo contener tanta presión y volvió a crujir la membrana protectora de su testículo. 

"Noooo" Gritó el semental.

"Habéis oído eso, ¡le estamos cascando los huevos!" Le dijo un adolescente a los otros dos.

De nuevo volvieron a impactar contra la barra metálica una y otra vez

BAAAM  CRACK

PLOOOF  CRACK 

en cada impacto escuchaban cómo iban debilitándose esas enormes gónadas, cada nuevo golpe los cartílagos se rompían en algún punto y sus bolas que en un momento fueron redondeadas estaban cada vez más y más aplastadas y deformadas. No conseguían recuperar su forma original.

SPLOOOOCH

"Ohhhhh" el semental rubio se puso bizco del dolor

En es golpe particularmente fuerte el contenido de ambas fábricas de esperma empezó a rezumar a través de las membranas rotas dentro del escroto.

"¡Tíos, los hemos roto, los hemos roto!" Los adolescentes estaban muy alterados "¡Sí, lo he oído, como se rompían!" "Este cabrón no va a tener nunca hijos y no se le volverá a levantar la polla" "mira sus huevos, ya no son redondos"

Le dejaron caer en el suelo y se fueron corriendo de la piscina. Allí estaba Marlon incosciente en el suelo, el que una vez fue un impresionante semental, ahora con un par de huevos rotos e inservibles. 

Esa misma noche Marlon se despertó en el hospital, a las puertas del quirófano para una operación urgente. La cirugía intentaría salvar todo lo posible, pero había pocas esperanzas.

sábado, 11 de julio de 2020

Noche de verano

By Bignueces

"Pasadlo bien en el cine y no volváis muy tarde" James le guiño un ojo a sus padres mientras cerraba la puerta de la casa.

Desde la ventana de la entrada les despidió con la mano mientras se subían al coche. Se quedó pacientemente esperando, viendo como se alejaban en dirección al centro de la ciudad. Como cada jueves por la noche, sus padres se iban al cine y después a cenar a su restaurante favorito. James sabía que tenía varias horas de libertad antes de que volvieran. Sonriente se acercó a la cocina y cogió de la mesa la manzana que le había dejado su madre de postre, como todos los jueves, siempre tenía la misma pieza de fruta preparada junto al resto de la comida. Subió corriendo a la planta superior de la casa jugando con la manzana en la mano.

Pasó delante de un espejo en el pasillo de camino a su habitación y se detuvo por unos momentos contemplando su reflejo. Se quitó la camiseta, se peinó su pelo moreno, muy oscuro, del mismo color que el de su padre, una mandíbula muy marcada le daba un aspecto muy masculino, sin embargo su nariz respingona le daba un aire infantil. Con sus enormes ojos azules, herencia de su madre, empezó a recorrer con la mirada su cuerpo. Todos esos meses de gimnasio habían dado su fruto: sus pectorales se había desarrollado ganando un volumen importante, al igual que sus poderosos biceps; sus hombros marcaban todas las fibras de los músculos que los recorrían, ligeramente sonrosados por el sol tomado en exceso los últimos días; los abdominales estaban perfectamente marcados sin necesidad de tensarlos, con una cintura en forma de V demasiado estrecha para su corpulencia; las piernas sin una gota de grasa y cubiertas con un vello muy fino reflejaban los enormes músculos de años de jugador de fútbol; y entre ambas piernas un bulto de tales dimensiones que era imposible de ocultar, incluso con los pantalones cortos que llevaba puestos una talla más grande.

Al llegar a su dormitorio, abrió la ventana de par en par. Aunque el calor era bastante intenso para esa hora de la noche, el principal motivo se encontraba en la casa de en frente. Su vecino, como cada jueves, estaba observando desde su habitación en la oscuridad, esperando a que empezara el espectáculo. Era un chico de la misma edad que James, pero completamente diferente, muy tímido, extremadamente delgado y con una gafas que delataban la cantidad de horas que pasaba estudiando. Cuando se encontraban ambos en calle, su conversación no pasaba más allá de un cordial saludo, aunque la noche del jueves todo cambiaba, él simplemente observaba y eso a James le gustaba.

Apoyó la manzana en la mesilla, se quitó los pantalones y se tumbó en la cama. Cerró los ojos y empezó a recorrer con la mano su cuerpo, se pellizcó los pezones con más fuerza de lo necesario para dejarlos muy duros, continuó acariciándose el vientre terminado por deslizar su mano bajo la ropa interior. La cantidad de masculinidad que ocultaba su ropa estaba más allá de la imaginación de cualquiera que le conociera. Apartó su pene todavía flácido, digno de un actor porno y con una amplia sonrisa llegó a su objetivo: dos orbes de un tamaño colosal que apenas entraban en su mano. Empezó a jugar con ellos, apretándolos suavemente entre sus dedos.

  James había generado una gran obsesión por sus testículos desde muy joven. Hasta los 12 años eran del tamaño de dos cerezas, pero en ese momento empezaron a crecer a gran velocidad duplicando su tamaño cada 6 meses. Pronto se dio cuenta de que su enorme paquete era mucho mayor que el de cualquier otro chico de su edad. A los 14 años, en los vestuarios de la piscina, empezó a compararse con el resto de chicos e incluso comprobó que sus bolas eran más grandes que las de la mayoría de los adultos. Cuando cumplió los 15 años, sus bolas eran muy pesadas y obscenamente grandes, la bolsa que los contenía no estaba diseñada para semejante tamaño, simplemente parecía que iba a reventar si seguían creciendo en su interior. Al seguir creciendo descubrió que le gustaba jugar duro con sus huevos, muy fuerte, cada vez más fuerte. Cuando practicaba algún deporte, nunca se ponía protección con la esperanza de recibir alguna patada o un golpe con un balón. En las peleas con otros chicos siempre les provocaba agarrándose el paquete y diciendo a sus rivales que no eran tan machos como él, y al empezar la lucha siempre se protegida la cara pero nunca su entrepierna, tentando a su rival a golpearle en su parte más sensible. Cuando llegaba a su casa con los huevos inflamados y doloridos, se masturbaba en el baño mientras aplastaba sus gigantescas bolas con sus manos. Esos eran sus mejores orgasmos.

     "Hmmmmm" James notó en la superficie de su bola derecha una pequeña hendidura, casi imperceptible.

Decidió apretar un poco  en ese punto y sintió un dolor agudo. Abrió los ojos y retirando el calzoncillo procedió a examinar el órgano que tenía entre sus manos. Estiró la bolsa dejando atrapado el testículo al fondo. La piel estaba brillante, casi transparente sin rastro de pelo, se veían cantidad de pequeñas venas recorriendo y alimentando al enorme huevo. La superficie estaba ligeramente hundida en un punto y al tacto parecía estar menos firme, al apretar con uno de sus dedos, la gónada ejercía menos resistencia a ser invadida que el resto de la superficie del testículo.

  "shhhh" James sorprendido escuchó un susurro desde la ventana de enfrente "parece que el último jueves superaste tu propio límite" hasta ahora nunca le había hablado, su vecino únicamente le observaba jueves tras jueves pasivamente, sin intercambiar ninguna palabra.

 En la oscuridad de su habitación, únicamente veía el reflejo de sus gafas. James volvió de nuevo su atención a su huevo derecho. Decidió apretar un poco más, su dedo penetró más hacia el centro de la bola. A pesar del dolor que empezaba a irradiar desde su entrepierna, él decidió hundir más y más su dedo en el punto débil que había descubierto. Su dedo avanzaba con facilidad hacia el corazón de la colosal gónada. Estaba muy concentrado en su tarea, aplicó más fuerza todavía, el dolor era intenso pero su polla quería más, ahora estaba muy dura, llegando casi a sus 25 cm de longitud, su bicep estaba completamente contraído por el esfuerzo, mordió su labio inferior apretando con determinación...

  CRUNCH

  "OHHHH Mierda!!!" Exclamó en un grito ahogado James

  Algo había cedido bajo su dedo y su enorme huevo dejó de ofrecer resistencia en ese punto, permitiendo a su dedo avanzar hasta el mismo centro del orbe. Retiró su mano del órgano torturado sin comprobar el daño causado y a pesar del dolor, empezó a masturbarse frenéticamente.

  "Joder, ese huevazo no va a hacer ningún bebé durante una buena temporada" empezó a susurrar su vecino.

   James escucho el sonido inconfundible de su vecino masturbándose a la vez que él. Cuando estaba a punto de correrse, decidió parar. Todavía quedaba mucha noche para divertirse con sus juguetes favoritos. Agarró la manzana que tenía apoyada en la mesilla y la metió en un calcetín, era su juego favorito ese verano, y lo repetía todas las semanas.

  "shhh, escucha, ¿porque no pruebas algo diferente esta semana?" le murmuró desde la oscuridad de la casa de enfrente.

  PUMB

  Una bola metálica entró rodando por la ventana de James. La recogió del suelo con curiosidad, era del mismo tamaño que la manzana pero mucho más pesada, parecía maciza, y desde luego mucho más dura. La lanzó al aire un par de veces, podía causar mucho daño en sus huevos, era demasiado peligroso.

  "¿No te dará miedo?, seguro que va a ser divertido" James escuchaba sus palabras como si resonasen dentro de su cabeza.

  No estaba seguro, era muy arriesgado, una mala idea pero... Metió la bola de acero dentro del calcetín y se volvió a tumbar sobre la cama completamente desnudo, con sus musculosas piernas muy abiertas. Su cuerpo brillaba cubierto de sudor y sus prodigiosos huevos colgaban entre sus muslos, preparados para recibir su tormento semanal. Un dolor muy agudo irradiaba de su bola derecha, estaba muy hinchada y roja, algo no iba bien, sería mejor intentar centrarse en su gemelo izquierdo. Empezó a hacer girar en círculos el proyectil sobre su cuerpo rápidamente cogiendo mucha velocidad y con una fuerza demoledora hizo que impactase en el corazón de su masculinidad.

THUUUD CRACK

La esfera metálica golpeó entre los gigantescos testículos aplastando con una fuerza devastadora los tejidos internos de ambos. La presión era tan fuerte que las cascaras protectoras de sus fábricas de semen llegaron a su límite. Su gónada derecha emitió un sonido poco saludable.

  "OHHFFFF!!!" James empezó a jadear por el dolor intenso qué emanaba de su entrepierna, expulsando todo el aire de sus pulmones.

   Sin embargo, su pene estaba palpitando, chorreando líquido preseminal. Su polla quería más. Sin pensarlo volvió a hacer girar la pesada esfera de acero para impactar contra sus doloridos huevos.

  THUUUUD

   Está vez con una fuerza demoledora aplastó su descomunal huevo izquierdo, que quedó atrapado entre su huevo pélvico y frío acero, aplastándolo más y más, quedando comprimido hasta la mitad de su tamaño original.

  "OHHHHHH, joder!!!" James escupió desde lo más profundo de la garganta.

  El fuerte dolor que había causado en su gónada izquierda no era comparable con el de su debilitada bola derecha, que había sido mucho más intenso en el anterior golpe. Necesitaba ese dolor mucho más fuerte, ese que le revolvía las tripas. Su cerebro estaba lleno de contradicciones, quería sentir ese dolor de nuevo, pero era muy arriesgado volver a golpear su huevo derecho, no quería daños permanentes en su amada masculinidad. Aún así, decidió probar suerte otra vez. Realizó un impacto poderoso y fuerte dirigido a su testículo más débil.

  THUUUD SMASHHH

"AAARRRRGGGG" James no pudo contener si grito en el silencio de la noche.

  La esfera aplastó la inmensa gónada derecha, casi haciéndola explorar como un globo de agua. Sus maltrechas membranas protectoras a penas ofrecieron resistencia emitiendo sonidos muy sutiles de cartílago quebrándose. Una fuerte náusea provocó varias arcadas casi haciéndole vomitar. Sus abdominales todavía se marcaron y tensaron más, así como todos los tendones de su cuello. Todo su cuerpo mandaba señales para que parase... Todo menos su enorme polla que palpitaba como si tuviera vida propia, como una serpiente recubierta de venas gruesas que alimentaban el miembro inflamado. Empezó a escupir gotas de líquido preseminal en tal cantidad que estaba formando un pequeño charco en su vientre.

"Vamos, vuelve a golpear ese huevo gigante, puede aguantar mucho más. Sé valiente, machácalo con todas tus fuerzas" le animaba su vecino.

James no se molestó en comprobar el estado de su bola derecha, pero miró hacia la ventana de enfrente muy cercana a la de su habitación. Su vecino estaba asomado, casi iluminado por la luz de la habitación de James. Se estaba masturbando furiosamente, tenía una polla de un tamaño importante, sin embargo la silueta de sus bolas le indicaba a James que eran de un tamaño bastante reducido.

"Venga, hazlo ya, no lo pienses más, vamos a corrernos juntos, dale fuerte, compórtate como el macho que eres"

James todavía estaba jadeando del dolor del último impacto, pero iba a demostrar que tenía bolas de acero. Un golpe más y sabía que se correría sin tan siquiera tocarse la polla. Empezó a hacer girar la esfera más y más rápido en el aire, y con todas sus fuerzas y una gran precisión hizo impactar el proyectil contra la vulnerable gónada derecha.

CRUNCH SPLOSSSCH

Inmediatamente después del impacto, un sonido explosivo provenía de su masculinidad. Los ojos de James se abrieron de par en par, al igual que su boca, pero sin emitir ningún sonido.

En ese mismo instante hubo varios sucesos simultáneos:

La esfera metálica avanzó aplastando la masculinidad del semental más y más. La pobre bola derecha ya no pudo aguantar más y apenas ofreció resistencia. El proyectil continuó su camino hacia en corazón del testículo, el cual para liberar presión interior empezó a romperse por la parte superior e inferior, según penetraba más la esfera, empezaron a rezumar los tejidos tubulares productores de los futuros bebés de James, llenado el interior de la bolsa testicular, como un papilla. Pero esa esfera no detuvo su avance hasta que no tocó el hueso pélvico, quedando separado tan solo por la piel del escroto del joven semental, provocando que las fracturas en la cáscara del descomunal huevo se hicieran más grandes, facturando el órgano en varios puntos, perdiendo más y más de su valioso contenido.

A la vez, su polla empezó a bombear chorros de semen blanco y espeso que golpearon su barbilla, su cuello y el cabello de su cabeza. James sintió el mejor orgasmo de su vida, mientras salían más y más chorros de leche fértil, cada vez con menos fuerza, cubriendo su abdomen, empezando a teñirse de rosa, mezclado con la sangre de su testículo reventado y quién sabe, tal vez con parte de sus tejidos internos. La mezcla de dolor y placer fue tan intensa que su cerebro colapsó, sus ojos se quedaron en blanco y cayó en una dulce inconsciencia.

El vecino, al escuchar en inconfundible sonido de la ruptura de esa enorme bola no pudo contenerse más, empezó a eyacular sobre el pedazo de jardín que separaba ambas viviendas. Jadeaba en la oscuridad mientras sentía el placer que recorría su cuerpo, mirando fijamente el espectáculo que tenía delante suya.

El adonis tumbado en su cama, parecía plácidamente dormido, su cuerpo musculoso brillaba cubierto de semen fértil. El calcetín con su contenido destructor había caído fuera de la cama. James estaba completamente desnudo con las piernas muy abiertas, mostrando su masculinidad rota. Mientras su pene todavía escupía pequeñas cantidades de jugos, su bolsa colgaba desigual entre sus muslos. El lado izquierdo contenía una bola ligeramente roja e hinchada, pero saludable y muy pesada, sin embrago el lado derecho ya no contenía el orbe que una vez produjo una gran cantidad de leche fértil. Estaba fracturado en el centro, reventado por su parte superior e inferior, permanentemente aplastado en el punto de impacto de la esfera de acero. Estaba claro que James ya no sería el mismo.