miércoles, 1 de diciembre de 2021

Residencia de estudiantes (parte 3) - Escapada nocturna

 By Bignueces


Iván no se podía creer lo que estaba viendo. Llevaba detrás de una chica de su clase desde hacía un mes, había conseguido su primera cita con ella hacía una semana y ahora estaba con otro tío. Era muy tarde, de noche, Iván estaba escondido detrás de unos contenedores de basura en un callejón del Campus muy cerca de la pareja, cuando la luz de de una farola los iluminó. ¡Era ese maldito de Diego! Se fijó furioso como Diego y su chica entraron en el edificio que estaba enfrente de ellos, completamente a oscuras y vacío. Iván Cogió su teléfono e hizo una llamada.

"Hugo, estoy en rectorado, ven para aquí, tenemos una lección que enseñarle otra vez a nuestro amigo, una lección que no vuelva a olvidar" Colgó el teléfono mientras se dirigía hacia la ventana abierta por la que había entrado la pareja hacía unos segundos.

El único sonido que se escuchaba dentro del edificio era un suave jadeo que provenía del sótano. Allí estaba Diego de pie con los pantalones y los calzoncillos en sus tobillos. La chica de rodillas estaba intentando meterse el enorme miembro de Diego en su garganta, nunca había tenido un ejemplar se ese tamaño dentro de su boca. El semental tenía los ojos cerrados, jadeando con el placer que le estaba dando. Pero de repente, se produjo una explosión de dolor entre sus piernas.

BAAAAM

Iván no pudo resistir la tentación de lanzar una segunda patada desde detrás de Diego. Su pie volvió a encajarse entre las piernas musculosas, aplastando las enormes gónadas contra el hueso pélvico.

BAAAAM

"Ahhhh... Mierdaaaaa!!! Mis huevos!!!" 

La chica se retiró hacia atrás sacándose el miembro de su boca y salió corriendo del edificio, dejando a Diego arrodillado cubriéndose la entrepierna.

"¡Pensabas follártela, verdad!" le gritó Iván mientras tiraba de su pelo. En ese momento entró Hugo en el sótano. No perdió el tiempo y empezó a quitarle la ropa que tenía enrollada en los tobillos. Una vez que Diego estaba completamente desnudo, entre sus 2 asaltantes le subieron a una mesa cercana llena de papeles.

Diego intentó luchar, pero el dolor que provenía de sus bolas era extremadamente intenso, y la fuerza del gigante Hugo era demasiado para él. En unos segundos habían usado los cordones de su calzado para atarle las manos a su espalda y sus piernas fueron aseguradas a ambos lados de la esquina de la mesa.

"Este va a ser el último error que cometas, no deberías haber metido tu polla en su boca" Iván dijo mirando fijamente a los ojos de Diego. "Te aseguro que estos cojones no volverán a ser los mismos una vez hayamos terminado" Mientras Hugo observaba silenciosamente las gigantescas bolas que descansaban sobre la esquina de la mesa, manteniendo el cuerpo del semental firme contra la misma. Iván agarró los calzoncillos que estaban tirados en el suelo y se los metió en la boca, no quería oír las protestas del chico.

Iván no perdió el tiempo y lanzó un puñetazo contra la bola derecha, que se comprimió a la mitad de su tamaño contra la dura mesa. 

PLOOOF

Hizo lo mismo con la bola izquierda

PLOOOF

derecha

PLOOOF

izquierda

PLOOOF

..

..

Más de una docena de veces aplastó las fábricas de semen. Los órganos estaban muy rojos y empezaban a inflamarse, pero resistían cada golpe y recuperaban rápidamente su forma ovala. Hugo sólo observaba y apretaba más las cuerdas con las que estaba atado el semental.

Iván cambió de táctica y colocó cada una de las palmas de sus manos abiertas sobre cada uno de los testículos de Diego y empezó a aplicar presión, cada vez más, aplastando más y mas los órganos bajo sus manos. 

"Reviéntalos, no los merece" dijo con voz profunda Hugo

Iván notaba como las gónadas se deformaban más y más hasta un punto que estaban completamente duras bajo sus manos y dejaban de deformarse resistiendo estoicamente la fuerte presión a las que estaban sometidas. La manos de Iván estaban blancas de la fuerza que estaba ejerciendo, la carne roja de las bolas rezumaba entre sus dedos y alguna gotas de sudor empezaban a recorrer la frente de Iván por el esfuerzo.

"Hmmmm....Hmmmm" Diego no era capaz de emitir más que algunos gruñidos a través de la mordaza. El dolor agudo que sentía entre sus piernas estaba subiendo a su estómago, cada vez tenía más nauseas. 

"Iván, así no conseguirás romper esos huevos" Hugo le señaló la mesa para que se subiera.

Iván se puso de pie en la mesa, con ayuda de Hugo para mantener el equilibrio se colocó en el reducido espacio que había entre las piernas de Diego dándole la espalda. Colocó primero un talón sobre una de las bolas y luego el otro talón sobre la otra bola. Las gónadas eran tan grandes que los talones de las Nike de Iván no cubrían toda su superficie.

"Hmmmm" Diego estaba realmente asustado, sabía lo que iba a suceder. Movía la cabeza desesperadamente, pero sabía que no podía esperar ninguna misericordia de sus atacantes.

Iván empezó a trasferir su peso poco a poco. Hugo se situó a la altura de las pelotas, solo a unos centímetros observando como se iban aplastando más y más. Esta vez las bolas del semental habían reducido aún más su tamaño, cada vez más planas, parecía que su elasticidad no tenía límite y los talones de Iván de un momento a otro tocarían la madera de la mesa. Iván se balanceó transfiriendo todo su peso a los órganos comprimidos bajo sus pies. Los ojos verdes de Diego estaban completamente abiertos, notaba tanta presión en sus huevos que sabía que en cualquier momento cederían bajo el peso de Iván. La respiración de Diego se aceleró, sus musculosos pectorales se hinchaban compulsivamente, los pinchazos de dolor que llegaban desde el centro de su masculinidad le mandaban señales de alarma, sus bolas estaban al límite, se iban a romper de un momento a otro.

Iván solo estuvo unos segundos, quizás un minuto, pero a Diego le pareció una eternidad. Cuando Iván decidió retirarse y bajarse de la mesa, Hugo observo como poco a poco empezaban a recuperar su forma original. Esta vez, su forma se recuperó muy despacio, como si los tejidos interno fueran a quedar permanentemente aplanados, con la huella de las zapatillas de Iván grabada para siempre, casi se podía ver el logo de Nike sobre la piel.

"Sus huevos han sobrevivido, tal vez si me subo yo sobre ellos..." Comentó Hugo con un gesto pensativo.

"Diego..." Iván se acercó al oído de joven amordazado "ya habrás escuchado las historias que cuentan de nosotros, sobre un tío como tú que castramos hace ahora 1 año. Pues te diré que son ciertas"

Hugo empezó a descalzarse, quería sentir cada detalle de esos huevos deformándose bajo sus pies Poco a poco se desató sus zapatillas.

"Era guapete y con un cuerpo de gimnasio, pero cometió el error de fijarse en la chica que no debía, tal y como has hecho tu ahora mismo" continuó Iván con su relato "un día en el vestuario no pude evitar fijarme en sus huevotes, casi tan grandes como los tuyos y tuve una idea"

Hugo se quitó los calcetines y se subió a la mesa. Diego notó como la madera crujía. Hugo debía de pesar casi el doble que Iván.

"Conseguimos prepararle una encerrona, en el vestuario del gimnasio. Estaba atado a un banco de la misma manera que tú estás ahora mismo. No pude resistirme a subirme en aquellas bolas gordas con todo mi peso. Pero igual que tu huevos, los suyos tampoco cascaron con mi peso. Demasiado duros" Iván puso cara de una profunda pena fingida.

Hugo quería mirar a los ojos de Diego, así que colocó mirándole a la cara situándose con cuidado entre sus piernas. Diego miró de arriba a abajo al gigante, desde esa posición realmente intimidaba. Sus pies peludos estaban rozando sus más valiosas posesiones. 

"Así que decidimos que probase suerte Hugo, y tengo que decirte que en aquella época él pesaba 10 kilos menos que ahora" Una sonrisa diabólica se dibujó en las facciones de Iván "Mi amigo no llegó a poner todo su peso sobre sus cojones y entonces ¡¡¡escuchamos un doble estallido bajo sus pies!!! Tenías que haber visto su cara, se desmayó como una niña. Cuando Hugo se bajo no quedaba más que papilla dentro del saco del chaval, los huevos habían cascado como 2 globos"

Hugo apoyó la parte delantera de sus enormes pies peludos con suavidad en la masculinidad de Diego, uno sobre cada pelota. Se sentían realmente enormes esos huevos y muy calientes.

Esta vez fue el gigante el que mirando fijamente a Diego le dijo "Veremos de que están hechos estos huevos"  y empezó a transferir peso aplastando con los dedos y la parte delantera de los pies las 2 fabricas de bebés. 

Notó como se deformaban rápidamente casi sin ofrecer resistencia hasta que llegó un punto que de nuevo la no cedían más. Hugo se balanceaba cada vez más hacia adelante muy despacio, añadiendo más peso y presión a lo pobres órganos.

"Hmmmm..." La cara de Diego estaba completamente roja, corrían gotas de sudor por su frente y miraba con pánico los enormes pies que estaban tratando de poner fin a su masculinidad.

Hugo seguía inclinándose más sobre el cuerpo de Diego, con lo que eso significaba para sus testículos aplastados sin escapatoria posible, obligados a absorber hasta el último kilo del chico corpulento. Llegó un punto en el que Diego notaba tanta presión y dolor entre sus piernas, que comprendió que el peso transmitido a sus gigantescas bolas ya estaba superando el peso total de Iván.

Todo el cuerpo de Diego estaba cubierto de sudor, sus músculos en tensión y las venas de su cuello parecía que iban a reventar de un momento a otro. Hugo se inclinó un poco más, calculó que en ese punto debían estallar los huevos como había sucedido hacía 1 año atrás con la otra víctima.

CRACK

Hugo notó que algo cedía y se reajustaba en aquellas colosales bolas para deformarse aún más. Hugo decidió que era el momento de poner todo su peso.

"Vamos a cascar estos huevos" Con una gran sonrisa se inclinó hacia delante transfiriendo todo su peso.

CRACK

Algo volvió a ceder bajo los pies del gigante, mientras entre los dedos de sus pies y por los laterales rezumaba la carne fértil de las bolas del semental, todavía contenida en la brillante piel de color rojo intenso del saco. Estaban tan aplanadas que ahora tenían un diámetro enorme, ocupando todo el espacio disponible entre sus piernas. El dolor que sentía Diego era muy intenso, casi insoportable. Las membrana que protegían el valioso contenido de sus gónadas no estaban diseñadas para tanta presión, se empezaban a quebrar en varios puntos. Seguramente los testículos de otro chico ya habría reventado como 2 globos de agua bajo tanta presión. Pero era solo cuestión de segundos que sus bolas también explotasen. Los órganos estaban atrapados entre la mesa dura y el peso de Hugo, intentando liberar presión por los laterales estaban encerradas entre las piernas musculosas del Diego sin escapatoria.

Su cuerpo reaccionó y con un fuerte orgasmo empezó a eyacular chorros y chorros de leche blanca que impactaron en la cara de Hugo cegándole. Sorprendido, dio un paso hacia atrás y Hugo se cayó de la mesa cubierto por el semen de Diego. El fuerte batacazo del cuerpo del gigante contra el suelo llamó la atención de un vigilante que estaba haciendo su ronda por un pasillo en la planta inferior, que bajó por las escaleras a la carrera. Los 2 asaltantes de Diego no tuvieron más remedio que escapar por la puerta opuesta, Hugo agarrándose el hombre que claramente se había dañado en la caída.

Diego todavía estaba en shock, el dolor en sus pelotas no era tan intenso como esperaba, estaban entumecidas y adormecidas, lo cual no era buena señal. Mientras le desataba el vigilante y le decía palabras que no terminaba de comprender como si le hablase desde muy lejos, Diego miró hacia abajo y vio como sus fábricas de esperma que habitualmente tenían una saludable forma ovalada de varios centímetros de grosor como 2 limones gordos, ahora estaban permanentemente aplastados como 2 hamburguesas enormes y rojas contra la mesa. Tenía que ir a un médico deprisa, intentó ponerse de pie con ayuda del vigilante pero las piernas le flaqueaban. En su cabeza solo tenía en mente una cosa: se vengaría de Iván y Hugo de una manera que nunca más le volvieran a molestar, y sabía perfectamente como hacerlo.






miércoles, 29 de septiembre de 2021

Residencia de estudiantes (parte 2) - Globos

 By Bignueces


Los primeros días en la residencia de estudiantes no fueron para Diego como había imaginado. Después de su primer encuentro con Iván había estado con sus enormes bolas doloridas, destrozadas, realmente hinchadas. Los daños que le habían causado seguro que eran más serios de lo que pensaba. Pero en cualquier caso, él continuó poco a poco con su vida habitual, tomado calmantes la primera semana.

Una mañana empezaron a llamar a la puerta del dormitorio de Diego. Él todavía estaba durmiendo a pesar de que el sol ya estaba bastante alto, se desperezó estirándose. Notó todavía algunas molestias desde su entrepierna, sus prodigiosos testículos todavía no se habían recuperado al 100%. Abrió la puerta con nada más puesto que unos calzoncillos blancos de tipo boxer, demasiado cortos y ajustados. Justo al otro lado estaba Jaime, el estudiante de medicina que le había ayudado no hacía más de una semana con su masculinidad dañada. Jaime le miró de arriba a abajo, mordiéndose el labio inferior. Un cuerpo perfecto, hombros anchos y musculosos, una cintura muy estrecha en forma de V, una tableta de abdominales sin una gota de grasa y más abajo un paquete compacto desproporcionado, con 2 enormes limones y una polla muy gruesa que completaba el conjunto. Jaime ya no ocultaba su atracción por el semental que tenía en frente, parecía que sus miradas y comentarios cada vez más descarados no incomodaban a Diego, más bien parecía que le gustaban, aunque siempre decía que únicamente le interesaban las mujeres.

"Te iba a preguntar que tal estabas pero veo que... estás muy bien" Sonrío Jaime mirando fijamente los calzoncillos de Diego "estamos haciendo los preparativos en el sótano para la fiesta de esta noche, ¿nos echas una mano?"

"¡Claro, vamos para abajo! Espera que me ponga algo de ropa para evitar que te distraigas demasiado"

Diego le giñó un ojo pero únicamente se puso una camiseta y unos calcetines, pero sin pantalones Jaime sabía que la distracción continuaría. Diego era un exhibicionista. 

Al salir del cuarto había mucho bullicio, no sólo en el sótano, sino también en los pasillos. Estaban todos los compañeros colocando carteles en la paredes, globos de los techos, cargando con cajas llenas de comida y bebida...Diego empezó a sacar botellas de una caja, colocándolas dentro del frigorífico para que estuvieran frescas esa noche.

No muy lejos de allí estaba Iván, colgado un cartel en la pared con unas chinchetas. Desde que Diego había entrado en el sótano, no había apartado sus fríos ojos azules de él. Ahí se encontraba otra vez ese imbécil, en calzoncillos, orgulloso de su masculinidad, enseñándoles a todos lo macho que era y lo bien dotado que estaba, como si los demás chicos no fueran suficientemente hombres. Iván se ajustó su propio paquete, su pene tenía un tamaño como el de la media del resto de chicos, pero sus bolas tenían un tamaño muy modesto. A él le bastaban, pero cada vez que veía los atributos de Diego... Colérico agarró un globo tirado en el suelo y lo reventó con una chincheta. Iván se quedó contemplando el enorme paquete de Diego, con esos 2 gigantescos huevos compactados en la tela blanca de su ropa interior, ovalados como 2 globos, volvió a mirar la chincheta que tenía en la mano y entonces tuvo una idea.

Diego terminó de vaciar la caja de botellas y se giró para coger una nueva caja. Entonces se chocó con Iván que estaba justo detrás de él. Diego se sorprendió, no esperaba verle ahí. Iván, sin mediar palabra y con gran rapidez, metió un dedo en el elástico del calzoncillo blanco estirándolo y con la otra mano vació una cajita de 50 chinchetas dentro de la ropa interior de Diego. Todas se depositaron en la parte inferior del boxer. El semental no pudo reaccionar, no le dio tiempo a comprender que estaba pasando y entonces Iván alzó su rodilla con fuerza entre las piernas de Diego.

BAAAM

Iván notó como las jugosas bolas se comprimían entre su rodilla y la pelvis de Diego. Sintió como algunas de las afiladas chinchetas atravesaban el tejido de la ropa y se le clavaban en su propia rodilla, pero no le importó con tal de ver la cara del cachas retorcerse de dolor.

"¡¡¡Uooooh!!!" Empezó a aullar Diego al sentir una explosión de dolor indescriptible entre sus piernas.

Con su característica sonrisa malévola Iván se alejó por las escaleras del sótano. Había tanto revuelo en la sala, que solo unos pocos chicos se dieron cuenta de lo que había sucedido. A pesar del insoportable dolor, Diego estaba furioso e intentó seguir a Iván para darle una lección. Empezó a subir por las mismas escaleras que conducían hacia el pasillo por el que había escapado Iván, pero a mitad de camino no pudo más, las piernas le fallaban y vio como su ropa interior se estaba tiñendo de rojo. Se sentó en las escalera y mordiéndose los labios se quitó el boxer. Lo arrojó hacia un lado al tiempo que volaban por el aire un sin fin de chinchetas. Contemplo su masculinidad al desnudo.

Su pene no había sufrido ningún daño, pero la parte inferior de sus prodigiosas pelotas era otra cosa. Por lo menos una docena de los afilados trozos de metal habían conseguido clavarse en su objetivo. No solo había atravesado la fina piel de la bolsa sino que habían perforado también la membrana protectora de sus gónadas clavándose todo su longitud dentro de los tejidos fértiles del semental. Una de las chinchetas había entrado dentro de su testículo izquierdo y había girado dentro hasta volver a salir, desgarrando la carne en el interior y dejando una pequeña raja de 1 cm, que estaba sangrando. 

Diego apretó los dientes y una por una fue sacando cada una de esas armas destructivas, quedando una pequeña gotita de sangre sobre su piel la posición de cada una. Cuando terminó con la última escuchó una voz detrás de él que le sobresaltó.

"Por favor, dime que he conseguido reventar uno de esos globos" Susurró Iván a solo un par de pasos de la espalda de Diego. 

Diego que estaba sentado en una de las escalera no perdió el tiempo, agarró a Iván por los tobillos y con un fuerte tirón lo tiró de espaldas sobre las escaleras. Enseguida los dos se enzarzaron en una pelea. A pesar del dolor que irradiaban sus pobres bolas, Diego era muy superior físicamente a Iván, y no le costó mucho reducirlo, y empezó a golpearle la cara, un puñetazo tras otro, mezclando en sus manos la sangre de la nariz y los labios de Iván con la de sus propios huevos. De repente, Diego sintió un poderoso abrazo que lo apartaba de su víctima. Era Hugo, el corpulento amigo de Iván que había ido en su auxilio, que obligó a incorporarse a Diego aplastándolo de cara contra la pared. 

Iván escupió un poco de sangre y empezó a incorporarse. Se quedó observando como Diego luchaba por librarse de Hugo, pero el gigante lo mantenía firme contra la pared. Hugo separó e inmovilizó las piernas de Diego con las suyas propias e hizo un gesto a Iván.

"Vamos, es tuyo, dale una buena patada en los cojones" animó Hugo a su amigo Iván, viendo como colgaban aquellos enorme testículos contra la pared.

Iván lanzó una patada con toda la ira que llevaba en su interior.

PLOOF

La puntera de su zapatilla aplastó los 2 huevos contra la pared a punto de cascarlos.

PLOOOOF

El segundo impacto fue todavía más fuerte, no dándole tiempo a las gónadas a recuperar su forma.

PLOOOOOOF

La bolas de Diego quedaron reducidas a una fracción de su grosor original, aplastadas entre la rígida suela de la zapatilla de Iván y la pared.

"¡¡¡Ahhhh...Joder!!!" El semental notaba como que sus bolas no iban a resistir mucho más antes de reventar.

Iván se fijó en una pistola para grapar que estaba tirada sobre una pila de carteles, unos peldaños más abajo.

"Tengo una idea mejor que le enseñará una buena lección a este cabrón" Masculló Iván

Bajó los escalones cojeando, le dolía todo el cuerpo por la caída sobre las escaleras y la paliza que le había propinado Diego. Agarró la pistola de grapas y se colocó detrás de Hugo y Diego que seguían forcejeando contra la pared. Se agachó entre las piernas de ambos y colocó la boca de la pistola justo en el centro del enorme huevo izquierdo. Empezó a apretar más y más la boca del aparato en el centro de ese prodigioso órgano. Diego compendió lo que estaba pasando y paró de moverse.

"Espera, espera...Para, por favor, no sigas adelante" Suplicó angustiado Diego.

Iván apretó con más fuerza con el dedo apoyado en el gatillo de la pistola. Cada vez había menos carne separando la pared de la boca de la pistola.

"¿Qué crees que pasará cuando apriete el gatillo? Yo creo que este huevo gordo va a explotar como un globo" Iván comprobó que ya no podía aplastar más esa gónada "solo hay una manera de comprobarlo".

"No, no, por favor, ¡noooo!"

CLINK

En el mismo instante en que Iván apretó el gatillo, una grapa fue empujada al mismo centro de la masculinidad de Diego. Las patillas de la pieza metálica atravesaron la piel, después perforaron todos los tejidos del mismo corazón de esa enorme bola, hasta alcanzar la piel del otro extremo y clavarse en la pared.

"Aaaaargghhh" Un grito estremecedor salió de lo más profundo de la garganta de Diego.

Iván se separó un metro para contemplar su obra. La bola tenía la grapa colocada justo en el centro, completamente aplastada y clavada en ese punto. El lado metálico de grapa que unía ambas patillas no había atravesado completamente la bola, quedando solo unos milímetros de carne entre el metal y la pared.

"Su otro huevo se sentirá celoso" Expresó Hugo con su profunda voz

Iván miró como algunos chicos había subido por la escalera curiosos por el grito que habían oído "No Hugo, déjalo, creo que ha tenido suficiente. Vámonos"

Hugo obedeció. Siempre obedecía a Iván. Pero él siempre quería llegar más lejos, desde aquella vez hace un año que consiguieron llegar demasiado lejos con la masculinidad de un chico... Pero Iván sabía cuando parar. Si fuera por Hugo las cosas serían diferentes.

Los 2 amigos se fueron, dejando a Diego literalmente clavado en la pared, con un pequeño reguero de sangre recorriendo el muro. Le temblaban las piernas y tenía miedo de caerse y desgarrar completamente su testículo. Pero enseguida apareció su salvador, Jaime, que se acercó corriendo para sostenerle. Otro de los chicos con unas tenacillas y las indicaciones de Jaime, sacaron la grapa del órgano maltratado de Diego. 

Los 2 se sentaron sobre un peldaño de las escaleras y Jaime examinó sus bolas.

"Parece que tienes unos huevos bien duros. Vas a necesitar unos cuantos días hasta que se curen estas heridas y te conseguiré algunos antibióticos" Sonrió Jaime

"No pienso perderme la fiesta de esta noche. Jaime, gracias por ayudarme. Me gustaría devolverte el favor"

"Se me ocurre algo que puedes hacer por mí" Jaime miró pícaramente la masculinidad de su compañero. La cara de Diego se puso completamente roja "si quieres lo hablamos esta noche después de la fiesta, Dieguito"






domingo, 15 de agosto de 2021

Residencia de estudiantes (parte 1) - Partida de billar

 By Bignueces


No era un domingo cualquiera de septiembre. Diego estaba desembalando las cajas con todas sus pertenencias, las que iba a necesitar en el curso que empezaba en la universidad, su primer año. Su dormitorio era muy pequeño, pero esa residencia de estudiantes era de las más caras y con mejores instalaciones de la ciudad, no podía tener ninguna queja. Era la primera vez que viviría fuera de la casa de sus padres, empezaba una etapa muy excitante de su vida con 18 años recién cumplidos. Aunque todavía tenía una cara un poco aniñada, ya se había desarrollado completamente como un hombre, con una mandíbula masculina muy cuadrada y la sombra de una barba afeitada el día anterior, muy oscura y cerrada, que contrastaba con sus luminosos ojos verdes.


Decidió dar un paseo por el edificio para conocer las diferentes estancias. El comedor y la cocina, había un par de chicos de su misma edad cenando unas pizzas; la biblioteca, ahora completamente vacía, pero se la podía imaginar repleta de estudiantes nerviosos en época de exámenes; el gimnasio, únicamente había un chico levantando pesas, Diego vendría todas las mañanas a primera hora a entrenar, desde los 16 años llevaba un entrenamiento muy duro y fruto del mismo tenía un cuerpo realmente espectacular, músculos muy voluminosos, definidos y sin una gota de grasa; la piscina, aquí Diego se quedó un rato inmóvil, observando el agua, en su maleta había traído varios speedos, sonrío imaginándose al resto de compañeros mirando envidiosos su enorme paquete embutido en aquellos estrechos bañadores; y por último llegó al sótano, donde se encontraba la sala de juegos.


A diferencia de lo que podría suponer, el sótano era muy luminoso, tenía una barra de bar en un extremo con su propio grifo de cerveza, en el otro extremo había unos amplios sillones con un televisor de dimensiones considerables en frente, y en mitad de la sala había un billar. En esta sala estaban todos los estudiantes que habían ido llegando a lo largo del fin de semana, hablando, jugando, bebiendo... Diego se acercó a la barra y se sirvió un refresco mientras empezaba a conocer a sus compañeros. más tarde se acercó al billar y empezó a charlar con el chico más alto de la sala. Era un gigante de casi 2 metros de altura muy corpulento y tosco. A Diego le resultó casi imposible sacarle algo de conversación, únicamente consiguió averiguar que se llamaba Hugo.


Mientras jugaban al billar, Diego inconscientemente se acercó demasiado apoyándose en la mesa de juego, invadiendo el borde de la misma con el descomunal paquete que sobresalía entre sus piernas. Una bola del billar erró su objetivo e impactó de lleno contra la masculinidad de Diego rebotando como si se tratase una bola de caucho. Hubo un momento de silencio y todos los que estaban rodeando la mesa se quedaron mirando la reacción de Diego. De repente él sonrió y se frotó orgulloso su abultada entrepierna, un poco sonrojado. La fuerza con la que le golpeó la bola había sido suave, además su polla estaba colocada sobre sus testículos protegiéndolos del impacto.


El chico que sostenía el taco de billar, que había lanzado la bola se disculpó. "Lo siento, no quería golpearte, pero veo que tienes... ¡unas auténticas bolas de acero! he visto a más de un tío caer al suelo llorando por un golpe así" Este chico, que Diego descubriría más adelante que se llamaba Iván, era muy delgado, rubio con la cabeza casi completamente afeitada, con unos ojos inquietantes de color azul muy claros, y torció sus labios finos en una mueca pícara mientras decía la última frase.


Diego se agarró su entrepierna con fuerza "estos pequeños aguantan mucho más que eso"


Iván puso cara de falsa sorpresa "¡Pequeños!?!? Parece que estás dotado como un toro. ¿podría volver a lazar otra bola contra tus huevos? Todavía no me puedo creer que ni hayas pestañeado. Impresionante"


Diego era muy fanfarrón y no pensaba dejar esta oportunidad para lucirse ante sus nuevos compañeros. Por una parte les demostraría a todos que tenía unos huevos realmente duros, y por otra parte sería la excusa perfecta para que se quedasen boquiabiertos con el tamaño de los mismos.


El semental se bajo lentamente la cremallera de sus jeans, deslizó el elástico de su calzoncillo y colocó sus pesados testículos sobre el tapete de la mesa de billar, contra el borde la misma, apartando su polla hacia un lateral para que no interfiriera "Para que tengas un blanco más fácil". 


Todos empezaron a cuchichear al ver semejantes huevos. Eso era música para los oídos de Diego, él era el centro de atención de todos, más bien su masculinidad era donde estaban puestas todas las miradas. 2 gónadas enormes, del tamaño de 2 limones, muy ovaladas y de color rosa en contraste con el tono verde del tapete donde estaban apoyados, dentro de una piel sin nada de pelo surcada de finas venas de tono rojo intenso, una piel que era casi transparente.


"Vaya, vaya, nunca vi nada igual. Veamos como son de resistentes" La amplia sonrisa malévola de Iván no llamó la atención de nadie.


Diego colocó sus manos detrás dejando completamente vulnerables sus pelotas. Iván colocó una de las bolas del billar en línea con las bolas de Diego, se inclinó sobre la mesa apuntando con el taco, moviéndolo de adelante hacia atrás para coger impulso y...


CLANCK


La bola fue impulsada con tanta fuerza y velocidad que los ojos de los espectadores que estaban observando el movimiento, casi no fueron capaces de captarlo hasta que impactó en su blanco. 


PLOOOF


Justo en la costura que dividía a la mitad el saco de Diego. Las 2 gónadas se desplazaron rápidamente hacia ambos lados intentando evitar la presión ejercida por la bola, hasta que el saco no pudo estirarse más y una parte de ambas pelotas quedaron sometidos a la implacable presión de la bola, que se hundía más y más en los tejidos elásticos de los testículos aplastados contra el borde de madera de mesa, sin escapatoria, hasta que no pudo seguir avanzando. Quedó por unos instantes encajada la bola de plástico entre las 2 bolas de carne masculina, siendo prácticamente las 3 del mismo tamaño, hasta que fue expulsada hacia un lateral, dejando que los órganos de Diego fueran recuperando su forma redondeada saludable, poco a poco.


El cerebro de Diego intentó procesar el dolor tan fuerte que emanaba de su entrepierna, hacía mucho tiempo que no había sentido nada parecido. Sus ojos estaban completamente abiertos y de su boca escapó un quejido agudo.


"¡¡¡Joder...Mis huevos!!!"


Antes de que pudiera reaccionar, Hugo, el gigante con el que estaba intentando conversar hacía unos minutos, le agarró con una fuerza sobrehumana los brazos por la espalda, empujando a Diego contra la mesa de billar, quedando completamente inmovilizado. Todos los demás chicos estaban muy excitados viendo todo lo que sucedía, alguno se tocaba su propio paquete en simpatía con Diego, poniendo la misma cara de dolor.


Iván tranquilamente colocó otra vez la misma bola en frente de sus 2 objetivos "Parece después de todo, que estos huevos no son tan duros"


CLANCK  PLOOOF


Otra bola impactó exactamente en el mismo punto.

"Por favor...Nooo" Diego cerró los ojos intentado contener el fuerte dolor que le agobiaba, haciendo un nudo en su estómago.


CLANCK  PLOOOF


Está última bola penetró demasiado en los tejidos internos de las fábricas de esperma de Diego, llegando a su límite de rotura. Los músculos de su cuello parecía que iban a reventar.


"Arrggghhh" Un grito ahogado escapó de los labios de Diego.


"¿Derecho o izquierdo?" preguntó Iván a Hugo


"Izquierdo" Respondió Hugo con voz profunda


"Veamos realmente de que están hechos tus huevos" susurró Iván mientras apuntaba ligeramente hacia uno de los lados de la enorme bolsa que tenía delante.


CLANCK


El tiro fue perfecto, justo en el centro del huevo izquierdo del pobre Diego, tan perfecto que el órgano no pudo desplazarse a la derecha, ni a la izquierda, ni hacia arriba, únicamente aguantar la fuerte presión que estaba ejerciendo la bola de billar que se enterraba más y más, envolviéndose de la carne fértil del joven, como si la propia gónada quisiera engullir la bola de plástico.


CRUUUNCH


Acompañado del sonido a cartílago roto, algo cedió dentro del testículo izquierdo de Diego para permitir avanzar más a la bola hasta el mismo centro de su masculinidad. Un hilo de saliva empezó a caer de la comisura del labio de Diego, a la vez que su cuerpo se estremecía.


"Parece que uno de los huevos ha cascado" gritó uno de los espectadores.


"Ese cojón no va a producir más leche durante una buena temporada" empezó a reírse otro.


Hugo liberó los brazos del agonizante Diego que se desplomó sobre la mesa. Semi inconsciente se acurrucó en centro de la mesa hecho un ovillo.


"Su otro huevo va a tener envidia. Deberías solucionarlo, Iván" Sentenció Hugo con una voz grave que parecía provenir de ultratumba.


"Tienes razón, muéstramelo" Sin muchas contemplaciones, Hugo forzó las piernas de Diego, mientras éste permanecía tumbado boca arriba en el centro de la mesa, sin fuerzas para oponerse. Otra vez Iván tenía la masculinidad de aquel semental en frente de su cara. Cambió de táctica a un método que sabía que haría daño más fácilmente, apartó todas las bolas del billar y apuntó directamente con el taco al gigantesco huevo derecho.


PLOOOOF  CRUUNCH


La punta de aquel palo casi perforó la gónada de Diego, que parecía un donut ensartado en aquella estaca. De nuevo un sonido nada saludable para la vida reproductiva de Diego se dejo oír en la sala. Diego convulsionó quedó completamente inconsciente.

Los fríos ojos azules de Iván contemplaron el cuerpo tumbado del musculoso adonis, con su masculinidad rota. Aquellos 2 huevos hinchados, morados, con la piel estirada hasta tal punto que casi no cabían en aquel saco demasiado pequeño.


"Bienvenido a nuestra residencia" comentó sonriendo mientras él y Hugo abandonaban la sala.


El resto de chicos se quedaron callados, hasta que uno de ellos se acercó al billar y arrojó un vaso de agua sobre la cara de Diego, que se despertó sobresaltado con un quejido de dolor.


"Me llamo Jaime" empezó a examinar con mucha suavidad ambos testículos "estoy en tercer curso de medicina, no es que sea mucho, pero...Creo que en una o dos semanas te recuperaras. No tendrás que ir al hospital, parece que no hay nada muy grave aquí abajo"


"Gracias ... Jaime" Diego empezó a incorporase y a volver a meter dentro del pantalón su órganos dañados "parece que al menos sigo con dos huevos entre las piernas"


"Tienes que tener cuidado con ellos, son peligrosos. No es la primera vez que intentan castrar a un chico y me temo que alguna vez han tenido éxito. Lo que tienes entre las piernas es demasiado tentador para ellos. Realmente nunca vi unos tan grandes antes".


Jaime, que era abiertamente gay, también hacía tiempo que no veía en la residencia a un chico tan atractivo y con esos atributos . Intentó ocultar su erección después del examen que había hecho a aquel semental.


Diego regresó a su habitación con una bolsa de hielo para aliviar el dolor de sus maltrechos huevos.