by Pedro
Yo y mi hermano vivíamos en una casa en el campo, con nuestra tía.
Era un pueblo muy vacío y teníamos poco contactos con otras
personas. Mi único amigo allí era un vecino de mi edad llamado Alan.
Yo tenía 11 años y mi hermano 16. Siempre habíamos sido muy unidos
y jugabamos juntos. Pero cuando él empezó a crecer, empezó a
molestarme y a golpearme, y empezó a tratarme mal. Además, como el
era el favorito siempre se salía con la suya, consiguiendo que me
echen la culpa a mi por todo.
Mi hermano se llamaba Nicolás. Tenía el pelo negro hondulado, y
siempre despeinado. Yo siempre sentí admiración por él. Mi hermano
siempre se llevaba toda la atención por ser muy bello e inteligente.
Tenía un cuerpo delgado y atlético, debido a la natación. A medida
que fuimos creciendo comencé a sentir envidia y rencor hacia él, y
no soportaba que me supere en todo. No soportaba sus constantes
molestias.
Un día la habitación de Nicolás estaba siendo pintada, entonces él
fue a dormir a la mía por una noche. Observé como se quitaba la
remera mostrándo su torso desnudo. Me sorprendió su vello en la
parte de abajo del ombligo y en las axilas, ahí me dí cuenta que ya
no era un niño, sino un hombre. Se abrió la bragueta del jean y de
repente se sacó los pantalones, revelándo unos boxers blancos
apretados que me permitieron ver el gran bulto que tenía entre las
piernas. Me quedé extrañado al ver el tamaño de sus partes. Yo
siempre había creído que todos los hombres de todas las edades
tenían el pene y los testiculos tan pequeños como los míos, pero al
ver a Nicolás me di cuenta de que no era así. Me quedé mirandolo por
un momento hasta que él lo notó y me dijo: "¿Te gusta, enano gay?",
entonces miré para otro lado y me acosté para dormir.
Esa tarde fui a la casa de Alan, estuvimos un tiempo jugando al
fútbol, y cuando terminamos nos sentamos en su jardín a charlar. Sin
poder contenerme, y pensando en lo que había visto antes le dije:
-"Alan... el otro día vi a mi hermano en calzoncillos y me dí cuenta
que tiene un pene y unos huevos mucho mayores que los míos... ¿cómo
puede ser?"
-"jajaja... Pedrito... eso es normal, a todos los chicos cuando
llegan a la adolescencia le crecen los huevos y el pito, y también
le salen pelos por todos lados. A nosotros también nos va a llegar
el momento jaja"
Me quedé sorprendido ante lo que me dijo, pero no pregunté nada.
Al día siguiente me desperté y por la ventana vi que Nicolás
estaba saltando la soga en el patio. Me asomé a verlo. Estaba con
una remera blanca, unos shorts deportivos azules y zapatillas. Por
primera vez noté cómo su bulto se movía de arriba a abajo mientras
saltaba. Casi podía sentir el sonido de su pene y testículos al
golpear en cada subida y bajada. No pude evitar sentir una envidia
irracional hacia mi hermano. No era suficiente con superarme en todo
lo demás, también me superaba en el tamaño del pene. Sentí ganas de
vengarme por todo lo que me hacía.
Al día siguiente fui nuevamente a la casa de Alan a plantearle mi
idea de venganza, entonces le pedí que me recomiende:
-"Si tienes problemas con él, tienes que resolverlo com un hombre.
Ganale en una pelea y no te molestará más."
-"¿Ganarle?, eso es imposible, me va a destruir. No viste lo alto y
fuerte que es?"
-"Si, pero como todos los chicos grandes y fuertes, Nicolás también
tiene un punto débil. Si le das un golpe en las bolas lo destruyes.
Los chicos grandes con huevos grandes no pueden soportar que les
peguen ahí abajo, es lo peor que le puedes hacer. Solo un golpe en
los huevos y los matas"
Me quedé sorprendido ante lo que me dijo mi amigo. Pero como Alan a
veces mentía y exageraba, opté por no creerle demasiado y no
arriesgarme a que Nicolás me golpee a mí.
...
Todos los lunes y jueves Nicolás salía de casa por una o dos
horas, siempre con una excusa distinta, entonces pensé que podía
estar haciendo algo raro. Sentí que si lo descubría en algo malo
podía lograr mi venganza.
Un día jueves lo seguí sin que el me vea. Caminamos por un largo
rato. De repente Nicolás se detuvo en una casa antigua. Yo me quedé
en una esquina escondido y vi como se metía en la casa. Me acerqué a
la casa y leí el cartel que tenía al lado de la puerta "Academia de
Danzas". No lo podía creer, mi hermano iba a una academia de danzas,
era la oportunidad perfecta para humillarlo. Antes de tomar ninguna
decisión corrí a la casa de Alan para decirle mi descubrimiento.
"Vamos para allá, espera que busco la cámara de fotos para que todos
nos crean" me dijo Alan cuando le conté lo que ví.
Corrimos lo mas que pudimos y en unos minutos llegamos al lugar. La
puerta estaba abierta y entramos. Sigilosamente caminamos por un
pasillo. Doblamos a la derecha y vimos una puerta con el
cártel "Vestuario de Caballeros". Abrí la puerta sigilosamente y vi
a Nicolás de espaldas. Tenía una remera negra y unas calzas blancas
de danza, muy apretadas. Comencé a sacar algunas fotos sin que me
vea, mientras él se sacaba los zapatos de baile. Se sacó la remera.
Antes de que se saque las calzas, Alan se rió por lo bajo y Nicolás
lo escuchó, se dió vuelta y nos vió. Al principio lo noté
sorprendido, pero luego cambió la sorpresa por enojo. Rápidamente
corrió hacia nosotros y cerró la puerta impidiéndonos salir. En ese
momento, al verlo de frente, noté el tamaño de su bulto dentro de
esas calzas blancas, que lo hacían ver mas grande que lo común.
-¿¡Qué están haciendo aquí, enanos de mierda!?
-jaja,te descubrimos hermanito, ahora todos van a saber que sos un
bailarín gay jaja
-Nadie les creerá a ustedes, me van a creer a mí, como siempre
-No,porque esta vez tenemos fotos que demuestran que...
Sin dejarme terminar la frase, me quitó la cámara de las manos y la
tiró al piso. La cámara se partió en dos.
-¡Era mi cámara idiota!-gritó Alan
-Pobresito,el bebé va a llorar por su cámara rota,jaja - se rió
Nicolás.
Mi hermano nos dio la espalda para recoger sus cosas, entonces
sentí que era el momento de atacarlo, sentía que debía vengarme por
todo lo que había hecho y por romper la cámara de Alan.
Corrí hacia él y le di un golpe en su espalda desnuda. Él se dio
vuelta rápidamente y me dio un empujón que me hizo caer al suelo
resbaladizo. Luego me recogió del suelo y me levantó en el aire. Me
sostuvo ahí mientras me decía: "si me vuelves a tocar te ma..", pero
su amenaza se interrumpió por el grito de Alan "¡Pegale en los
huevos!...¡Dale en las bolas!". En ese momento sentí como mi pierna
rozaba suvemente parte de su bulto, supuse que era el pene. Nicolás
miró hacia abajo y se dio cuenta de que su entrepierna estaba
desprotegida, pero no pudo hacer nada al respecto porque sus manos
estaban ocupadas sosteniendome, además no podía cerrar las
piernas,porque el piso era resbaladizo y se caería. Entonces
aproveché la oportunidad. Levanté mi rodilla con la mayor fuerza que
pude y sentí cómo se enterraba justo en medio de las dos bolas de mi
hermano. "AHHHHHHHHHHHHHHHHHhhhhhhhhhhhh" gritó como nunca lo había
escuchado gritar antes. Me dió la sensación de haberle dado un
rodillazo a un pedazo de gelatina grande. Luego saqué la rodilla y
vi como sus huevos volvían a su lugar. Me dejó caer y rápidamente
y puso sus manos en sus huevos para protegerlos. Comenzó a doblarse
mientras gemía de dolor. Se inclinó tanto hacia abajo que terminó
cayendo al suelo, en posición fetal mientras se masageaba las bolas,
tratando de disminuir el dolor, sin lograrlo. "Ahhh...mis
huevos...me diste...en los...huevos...ahhh" era lo único que decía.
Yo estaba completamente sorprendido por la reacción de mi hermano
frente al rodillazo. Nunca hubiera sospechado que un golpe en las
bolas dejaría a un chico tan fuerte y grande como Nicolás tirado en
el suelo, casi llorando. Sentí un poco de pena por el pero no podía
desaprovechar la oportunidad.
Le dije a Alan que le agarre las manos. Éste hizo lo que le pedí
sin dudarlo. El bulto de Nicolás quedó libre nuevamente, tan grande
y redondo como siempre. Levanté el pie y lo bajé rapidamente,
haciendo que mi talón se entierre en los huevos de mi
hermano, "OOOHHHHhhhh!!!" gimió y se estremeció por el impacto,pero
yo no saqué mi pie, sino que fui hundiéndolo cada vez mas en ese
gran bulto "NOOOOOOOooooo...POR FAVOOORRR...AHHHHH". Luego de un
momento saqué mi pie y observé como gemía de dolor, pero le dije a
Alan que todavía no le suelte las manos.
Me acerqué a Nicolás y con mi mano derecha le agarré las dos
bolas, (aunque casi no me alcanza, con una sola mano pude hacerlo) y
comencé a apretarlas. Noté que no eran tan blandas como yo pensaba.
Apreté cada vez mas fuerte "AHHHHHHHHHHH...NOOOOOOOO..POR FAVOR..
hermanito...suelta...mis huevos... por favor.." logró decir con
esfuerzo. Cerré mi mano lo más que pude y le dije "nunca mas te
metas con nosotros ¿entendiste? porque la próxima vez te arranco los
huevos", "esta bien, esta bien" dijo, lo solté y vi cómo sus huevos
volvían lentamente a su posición original. Alan le soltó los brazos
y Nicolás volvió a protegerse los huevos con ambas manos, gimiendo.
Nos quedamos viéndolo por un largo rato. Estaba en posición fetal y
con la cara muy roja, por el dolor y la vergUenza. Su espalda se
movía mucho debido a su respiración agitada. "ahhh... las bolas...
ahhh" era todo lo que decía. Un tiempo después se metió una mano
adentro de la calza para aliviar el dolor, luego se metió ambas
manos, mientras se masageaba las bolas, con una cara que reflejaba
el dolor que sentía. Nos fuimos y los dejamos ahí, en el suelo,
transpirado y humillado.
Yo decidí no contar lo de sus clases de ballet, y desde ese día él
ya no me molesta, y cada vez que me acerco a él se protege las bolas
con ambas manos, lo que me causa gracia.
El otro día él estaba viendo tv en el living, le dije "dame el
control o te pego en los huevos". Me dio el control sin quejas.
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